
En principio podríamos decir que una empresa vale lo que tiene (activo) menos lo que debe (pasivo). El resultado de esa resta sería su valor, porque es lo que se obtendría al liquidar todos sus bienes y derechos y después de pagar todas sus deudas. Estas partidas figuran en sus cuentas, por lo que es bastante fácil establecer un importe económico en estos términos.
Y es que en la contabilidad se ve claramente el valor de sus inmuebles, la maquinaria, los vehículos, las existencias, lo que le deben los clientes o la Hacienda pública, etc.
Asimismo, se sabe sin lugar a dudas que deudas hay pendientes de pago con los proveedores, acreedores, bancos o cualquier otro tercero.
Ahora bien, la empresa cuenta también con algo que no es tan fácil de valorar pero que, no cabe duda, que está ahí: se trata de su capacidad de producir ingresos en el futuro, de su clientela, de su marca, de su reputación,…
Todo esto es lo que se llama Fondo de Comercio, y toda empresa en funcionamiento lo tiene.
Tres notas hay que destacar respecto al fondo de comercio:
Será positivo cuando haga que la empresa valga más que la simple suma de los elementos que la componen. Y será negativo cuando haga que el valor final de la entidad sea inferior a la suma de los elementos que la forman.
Este caso no es tan raro en la práctica.
Piensa, por ejemplo, en un restaurante que cuenta con un mobiliario hecho a medida, unas instalaciones que si se trasladan pierden valor, y una adecuación del local que ha costado un dineral pero que, lógicamente, no te puedes llevar de allí.
No tiene deudas y todo está nuevo e impecable, sin embargo el sitio no es muy adecuado y además tiene fama de ofrecer una calidad pésima, por lo que las ventas son mínimas.
Esto hace que el valor de la empresa como unidad económica sea bastante menor que el de la inversión realizada, porque no sólo la capacidad de generar ingresos es prácticamente inexistente sino que además la mala reputación del negocio hace todavía más difícil el convertirlo en rentable.
Es muy posible que la persona que compre ese restaurante no esté dispuesto a pagar el valor que la suma de los elementos arroje sino una cantidad bastante menor.
Es por eso por lo que el fondo de comercio es negativo, porque hace que la empresa valga menos que cada uno de sus elementos.
Su existencia está clara, el problema es valorarlo.
Existen diferentes sistemas de valoración, y la idoneidad o no de cada uno de estos sistemas es bastante subjetiva, de forma que hay profesionales que se inclinan por aplicar unos sistemas y otros que creen más adecuados otros distintos.
Tal vez el que se aplique más en la práctica sea el de comparación con el mercado, porque es la situación del mercado en un momento concreto la que determina el valor del fondo de comercio.
Como ha quedado expuesto, es un concepto inherente a la empresa pero no aparece en la contabilidad a no ser que he haya pagado por él. Será por ese importe por el que se ha adquirido por el que aparecerá valorado en la contabilidad.