En la última edición de Anfixconnect 2019 contamos con la presencia de diferentes expertos. Uno de ellos fue Rafael Doménech, Responsable de Análisis Macroeconómico de BBVA Research, quien habló sobre los “Retos a largo plazo de la economía española ante la revolución digital”.
Para empezar a desgranar estos grandes retos, Doménech quiso recordar que la revolución digital está intrínsecamente conectada a la globalización. Son dos caras de la misma moneda: la globalización nos hace avanzar más rápido en la revolución digital y ésta, a su vez, potencia la globalización creando un entorno hiperconectado.
Sin embargo, en este reto de la revolución digital no todos los países van a obtener las mismas ganancias de este proceso. Desde el punto de vista económico, la revolución digital va a afectar a tres indicadores que definen nuestro nivel de bienestar como sociedad.
Lo que está en juego es dónde nos vamos a situar en este espacio: lo ideal sería contar con la mayor creación de empleo y la mayor productividad, lo que se traduce en menor desigualdad. Sin embargo, si no se hacen bien las cosas puede ocurrir todo lo contrario.
Y es que los países pueden acabar en escenarios muy diferentes dependiendo de cómo gestionen la revolución digital, que puede llegar a generar una nueva división internacional del trabajo y de la riqueza mundial. Solo las mejores políticas conseguirán mejores resultados en términos de empleo, productividad y desigualdad.
Doménech analizó en el AnfixConnect2019 cinco reformas necesarias en la economía española para poder obtener esos resultados favorables para el estado de bienestar de la sociedad: más trabajo, más productividad y menos desigualdad.
España sorprende por su elevada tasa de desempleo con respecto a otros países europeos. Sin embargo, nuestro país tiene una estructura productiva, capital humano e instituciones mejor que el 80% de los países que exhiben tasas de desempleo muy inferiores a la española.
Doménech sostiene que es fundamental reducir la tasa de desempleo estructural (del 15% al 6%) para alcanzar mayores tasas de empleo y mejorar la calidad del mismo.
Para ello, según el experto, es necesario actuar en diversos ámbitos del mercado de trabajo:
Las empresas más grandes muestran más capital humano, productividad, intensidad digital e innovación y tienen una mayor probabilidad de exportar. En Estados Unidos, por ejemplo, el 50% de su empleo lo tienen empresas de más de 250 trabajadores. En España es menos del 30%.
Estamos ante un escenario de atomización de las empresas. ¿Y esto consecuencias tiene? La principal es que la productividad española (la capacidad de generar renta por persona ocupada) es muy inferior a la de otras economías.
Es importante, por tanto, dar facilidades para que las empresas crezcan y se puedan hacer más productivas.
En los últimos años España ha aumentado mucho sus exportaciones, pero no es suficiente. Hay una relación entre el tamaño del país y el volumen de exportaciones; sin embargo, España está lejos de llegar al volumen de exportaciones de otros países con capacidades similares. Polonia, por ejemplo, está 30 puntos por encima.
Todo esto apunta, por tanto, que tendríamos la capacidad de duplicar las exportaciones. Tenemos un amplio margen de mejora para seguir aprovechando las oportunidades que nos ofrece la revolución digital y la globalización.
La inversión en I+D en España es menos de la mitad que en Estados Unidos o en los países europeos más avanzados. Esto, por lo tanto, es una barrera para la innovación.
Parte de la brecha en innovación se explica por el menor tamaño de las empresas, ya que las actividades en I+D se concentran en medianas y grandes.
Sin embargo, tal y como apunta Doménech, esto también es una oportunidad para evaluar la políticas de promoción de la innovación y diseñarlas.
“Este es el reto a largo plazo más importante”, dice Doménech. La revolución digital exige otro tipo de perfiles, personas capaces de trabajar con la tecnología y que apuesten por formación continua para seguir aprendiendo y adaptarse.
El punto de partida en España tiene una gran debilidad frente a otros países ya que el porcentaje de adultos jóvenes (entre 25 y 34 años) con educación inferior a la secundaria es tres veces mayor que, por ejemplo, el de Alemania.
Esto es una gran barrera que ya contamos un tercio de la población joven que no estaría lo suficientemente preparada para los retos que supone la revolución digital.
Para acabar, Doménech quiso recopilar las que para él son las conclusiones más importante en cuanto a los retos económicos que deberá afrontar España a corto plazo.
“Lo que tenemos que hacer es anticiparnos y tratar de gobernar el cambio con políticas que garanticen esa igualdad de oportunidad y reduzcan los costes de transición”, sentenció Doménech para cerrar su ponencia en Anfixconnect 2019.
Puedes ver la ponencia completa en el siguiente vídeo:
Eva Fernández
Periodista con más de 10 años de experiencia en marketing digital y, en especial, en la generación de contenidos para marcas de diferentes sectores. De la mano de Anfix y con mi propia experiencia emprendiendo como freelance, he aprendido mucho en los últimos años sobre gestión del negocio, finanzas y productividad.