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¿Qué es un inmovilizado material?

¿Qué es el inmovilizado material?

El término inmovilizado material hace referencia al conjunto de bienes tangibles que una empresa posee con el objetivo de utilizarlos en su actividad económica de forma continuada y no para su venta. Es decir, se trata de activos físicos que permanecen en la empresa durante más de un ejercicio económico y que son necesarios para el desarrollo habitual del negocio. Algunos ejemplos clásicos de inmovilizado material incluyen edificios, terrenos, maquinaria, mobiliario, equipos informáticos o vehículos. A diferencia de las existencias, que están destinadas a la venta o a la transformación para su posterior venta, el inmovilizado material se adquiere para ser usado internamente durante varios años.

Definición contable y fiscal

Desde el punto de vista contable, el inmovilizado material forma parte del activo no corriente del balance de situación. Su valor se registra inicialmente por su coste de adquisición o producción, y posteriormente se amortiza sistemáticamente a lo largo de su vida útil. A nivel fiscal, estos elementos también tienen implicaciones específicas, especialmente en lo que respecta a la amortización fiscalmente deducible y a los posibles incentivos o límites establecidos en la normativa tributaria.

Otros usos del término

Aunque el uso más habitual se encuentra en el ámbito contable, también puede encontrarse en documentos administrativos, informes de auditoría o incluso en contratos mercantiles, donde se hace referencia a los activos fijos tangibles como parte del valor patrimonial de una empresa.

Características principales del inmovilizado material

Para que un bien pueda ser considerado inmovilizado material, debe cumplir una serie de requisitos básicos: 1. Tangibilidad: Debe tratarse de un bien físico y palpable, a diferencia del inmovilizado intangible como pueden ser las licencias o las marcas registradas. 2. Uso prolongado: Se espera que el bien se utilice durante más de un ejercicio económico. 3. Utilización en la actividad: Debe estar destinado al funcionamiento normal de la empresa, no a la venta. 4. Identificable individualmente: Cada elemento debe poder ser identificado y valorado de forma independiente.

Clasificación del inmovilizado material

Dentro del inmovilizado material, existen distintas subcategorías según el tipo de activo. Las más comunes son: - Terrenos y bienes naturales: Suelen considerarse no amortizables, ya que no se deterioran con el uso. - Construcciones: Incluye edificios, naves industriales, locales, etc. - Instalaciones técnicas: Infraestructura que permite el desarrollo de procesos productivos. - Maquinaria: Equipos destinados a la producción. - Utillaje: Herramientas y equipos auxiliares. - Mobiliario: Mesas, sillas, estanterías, etc. - Equipos para procesos de información: Ordenadores, servidores, impresoras, etc. - Elementos de transporte: Vehículos, furgonetas, camiones, etc.

Valoración inicial y posterior

Cuando una empresa adquiere un inmovilizado material, su reconocimiento contable se realiza por su coste de adquisición, que incluye: - El precio de compra. - Los impuestos indirectos no recuperables (como el IVA no deducible). - Los costes directamente atribuibles para poner el bien en condiciones de funcionamiento (transporte, instalación, pruebas, etc.). Posteriormente, ese valor se reduce mediante la amortización, que refleja el desgaste o pérdida de valor por el uso o por el paso del tiempo. En algunos casos, también puede haber deterioros si el valor recuperable del activo cae por debajo de su valor contable.

Amortización del inmovilizado material

Uno de los aspectos clave del inmovilizado material es su amortización. La amortización es un gasto contable que refleja el consumo de un activo a lo largo del tiempo, permitiendo distribuir su coste durante los años en que se espera que genere beneficios. Se realiza siguiendo unos criterios establecidos: - Vida útil estimada: Es el periodo durante el cual se espera utilizar el activo. - Valor residual: Es el valor que se espera recuperar al final de la vida útil. - Método de amortización: El más común es el método lineal, aunque existen otros como el degresivo o por unidades de producción. La normativa fiscal puede establecer límites máximos y mínimos para estas amortizaciones, especialmente en lo relativo a deducciones en el Impuesto sobre Sociedades.

Ejemplo práctico

Imagina que una empresa adquiere una furgoneta para reparto por 25.000 euros más IVA. Además, paga 500 euros por el transporte y 200 euros por la rotulación personalizada. - Coste total de adquisición: 25.700 euros. - Se estima una vida útil de 5 años y un valor residual de 2.000 euros. - Amortización anual lineal: (25.700 - 2.000) / 5 = 4.740 euros. Cada año, la empresa reconocerá un gasto por amortización de 4.740 euros, lo cual reducirá su resultado contable y su base imponible fiscal (dentro de los límites establecidos).

Dudas frecuentes sobre el inmovilizado material

¿Se puede contabilizar un bien como inmovilizado si cuesta poco?

Sí, aunque en la práctica muchas empresas establecen un límite mínimo (por ejemplo, 300 o 600 euros) a partir del cual se considera inmovilizado. Por debajo de ese umbral, suelen registrarse como gastos del ejercicio para simplificar la gestión.

¿Qué ocurre si vendo un inmovilizado antes de su vida útil?

En ese caso, deberás dar de baja contablemente el bien y calcular la ganancia o pérdida patrimonial resultante. La diferencia entre el valor neto contable y el precio de venta genera un resultado que afecta a la cuenta de pérdidas y ganancias y puede tener implicaciones fiscales.

¿Puedo reevaluar el valor de un inmovilizado?

En contabilidad española, el principio general es el del coste histórico. Sin embargo, hay ciertas excepciones o revalorizaciones legales autorizadas, y también es posible registrar deterioros si el valor de mercado cae de forma significativa.

¿Se pueden incluir reformas o mejoras?

Sí, siempre que esas reformas supongan un aumento de la vida útil o de la capacidad productiva del bien. En ese caso, se capitalizan como mayor valor del inmovilizado y se amortizan conjuntamente. Los gastos de mantenimiento ordinario, en cambio, se contabilizan directamente como gasto.

Relación con otros conceptos contables

Es importante no confundir el inmovilizado material con otros tipos de activos: - Inmovilizado intangible: Incluye activos no físicos como licencias, marcas, software o fondo de comercio. - Inversiones inmobiliarias: Bienes inmuebles mantenidos para obtener rentas, no para ser utilizados en la actividad. - Existencias: Bienes destinados a la venta o transformación.

Importancia del inmovilizado material en la gestión empresarial

La correcta gestión del inmovilizado material no es solo una cuestión contable. Tiene impacto en múltiples áreas: - Fiscalidad: Afecta a la base imponible y a las deducciones por amortización. - Inversión y financiación: Muchas decisiones de inversión requieren analizar la vida útil y el retorno esperado del inmovilizado. - Auditoría: Es un área crítica en la revisión de los estados financieros. - Gestión de activos: Un control adecuado permite prevenir robos, pérdidas o usos ineficientes.

Errores comunes al tratar el inmovilizado material

A lo largo de los años he visto muchas pymes cometer fallos similares: - No contabilizar adecuadamente los costes adicionales de adquisición (transporte, instalación). - Omitir la amortización, o aplicarla con criterios erróneos. - No dar de baja bienes obsoletos que ya no están en uso. - Capitalizar gastos que deberían ser gastos del ejercicio. Evitar estos errores no solo mejora la imagen financiera de la empresa, sino que también evita problemas con Hacienda y auditores. El inmovilizado material es una pieza clave en la contabilidad y gestión de cualquier empresa. Entender bien qué incluye, cómo se valora, cómo se amortiza y qué implicaciones fiscales tiene es esencial tanto para responsables financieros como para emprendedores o gestores de negocio. Dominar este concepto no solo te permitirá tener unas cuentas más ordenadas y fieles a la realidad, sino que también te ayudará a tomar mejores decisiones de inversión, reducir riesgos y optimizar tu fiscalidad. Si gestionas un negocio, asegúrate de llevar un buen control de tus activos fijos. Y si tienes dudas, consulta con un profesional contable que pueda ayudarte a aplicar la normativa correctamente.
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