El Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) es uno de los gravámenes más relevantes en el sistema tributario español.
Sin embargo, la mayoría de los contribuyentes conocen más o menos de qué va el Impuesto sobre la Renta; pero hay un número de personas bastante amplio que no termina de tener claro qué es y cómo funciona el IVA.
1. ¿Qué es el IVA?
2. Tipos de IVA
3. Quien interviene en el IVA
4. Cómo declarar el IVA
5. Cómo funciona el IVA en el día a día
6. Actividades exentas de IVA
7. Resumen
El IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) es un impuesto indirecto que grava el consumo de bienes y servicios en todas las etapas de producción y distribución.
Es un incremento de un porcentaje en el precio de cada artículo que compramos y de cada servicio que recibimos.
En cada compra pagamos el precio del bien más el porcentaje de impuestos que se le aplica a su coste.
El ingreso obtenido por este impuesto sirve para proporcionar recursos al Estado.
El que vende o presta un servicio no se queda con el importe de este impuesto, ya que cada 3 meses debe ingresar en Hacienda la diferencia entre el impuesto repercutido en las facturas emitidas a sus clientes y el impuesto soportado en las facturas de gastos necesarios para desarrollar su actividad (lo que se conoce como gastos deducible).
Por tanto, dentro de las definiciones del IVA hay que conocer estas dos:
Existen tres tipos de IVA en función del porcentaje que se aplica al precio de venta:
De manera general, todas las operaciones, bien sean ventas de bienes o prestaciones de servicios, están sujetas al tipo general del impuesto, que es el 21%.
El tipo reducido del 10% se aplica en los siguientes casos:
El tipo superreducido del 4% se aplica en las operaciones siguientes.
También hay casos en los que el artículo que se vende o el servicio no llevan IVA. Ocurre por ejemplo con la venta de lotería, seguros, los servicios de enseñanza o actividades sanitarias, por mencionar algunos.
Algo caracteriza el IVA respecto a los demás tributos es que intervienen dos personas distintas:
En otros impuestos ambas cualidades coinciden en la misma persona pero no en el IVA. Lo entenderás con un ejemplo:
En el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) es contribuyente la persona que paga este impuesto y además también es sujeto pasivo porque es el obligado a presentar la declaración de la renta en plazo. Si no cumple con esta obligación hacienda se dirigirá contra él.
En el IVA el contribuyente es el consumidor final, porque cada vez que adquiere algo paga este impuesto.
Sin embargo, el sujeto pasivo es el empresario o profesional al que se le está “comprando” porque es el obligado a recaudar ese IVA que el contribuyente le paga e ingresarlo en hacienda en la forma y plazos establecidos por la ley.
Entre las obligaciones del sujeto pasivo, está la obligación de hacer la declaración trimestral de autoliquidaciones del IVA, el llamado: modelo 303
Esta obligación de ingresar el dinero en las arcas públicas recae sobre el sujeto pasivo (empresario o profesional) y no sobre el contribuyente.
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Para el contribuyente (condición que tienen todos los particulares, como hemos visto) el funcionamiento es muy sencillo: lo paga y se acabó.
Para el sujeto pasivo (empresario o profesional en ejercicio de su actividad) el proceso es algo más complejo y podría resumirse más o menos así:
Un electricista ha realizado trabajos en el trimestre por los que ha cobrado 10.000 euros más 2.100 de IVA.
Por los gastos que ha tenido en su actividad (compra de material, alquiler de local, asesoramiento…) ha pagado 1.000 euros de IVA. Son los llamados “gastos deducibles”. Teniendo en cuenta esto, su liquidación trimestral será:
Por un lado, el IVA que el electricista ha cobrado por sus servicios, (2.100 € de IVA repercutido) tiene que ingresarlo en Hacienda. En este sentido es un mero recaudador.
Por otro lado, no le afecta el IVA que soporta en el ejercicio de su actividad (IVA soportado) por lo que debe restarlo del IVA que ha cobrado para calcular su declaración. Quedando un total de 1.100 € a pagar en Hacienda en su declaración trimestral.
LECTURA RECOMENDADA: Cómo fijar el precio de venta de tu producto o servicio teniendo en cuenta el IVA
Existen una serie de actividades que están exentas de IVA, es decir, el prestador del servicio no debe repercutir el impuesto a quién lo recibe. Esas actividades son:
Toda operación de consumo como tal, de cualquier clase, y tanto si es de bienes como de servicios, está gravada: comprar comida, ir a la peluquería, sacar unos billetes de tren, alquilar un coche, contratar una estancia en un hotel, los servicios de un abogado, la lista podría ser infinita.
Sólo quien ejerce una actividad como empresario o profesional autónomo, y está dado de alta en Hacienda como tal, se convierte en sujeto pasivo y puede (y debe) cobrar IVA por los bienes que entrega o los servicios que presta.
Mediante el modelo 303, debemos arreglar cuentas con Hacienda trimestralmente del IVA que hemos cobrado a nuestros clientes y proveedores. En este calendario fiscal puedes ver las fechas de entrega correspondientes.
En conclusión, el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) se posiciona como una piedra angular en el sistema tributario de España. Este gravamen indirecto, al incidir en cada etapa de la cadena de producción y distribución, no solo representa una fuente significativa de ingresos para el Estado, sino que también juega un papel crucial en la generación de recursos para financiar servicios públicos esenciales.
Eva Fernández
Periodista con más de 10 años de experiencia en marketing digital y, en especial, en la generación de contenidos para marcas de diferentes sectores. De la mano de Anfix y con mi propia experiencia emprendiendo como freelance, he aprendido mucho en los últimos años sobre gestión del negocio, finanzas y productividad.