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Hablemos de contabilidad. Una de las grandes diferencias existentes entre las obligaciones contables del autónomo y la de una pyme sociedad mercantil, es que el registro de todas las partidas económicas (facturas, préstamos, ingresos o gastos financieros....) en el caso de las sociedades, debe ajustarse a lo establecido en el Plan General Contable, siguiendo unas normas comunes para todas las empresas y a diferencia del autónomo. Eso sí, a pesar de sus diferencias contables, tanto pymes como autónomos tienen algo en común, que pueden llevar la contabilidad de sus negocios siempre con Anfix adaptado a las necesidades de cada uno.
Las entidades o pymes deben anotar todos los movimientos del negocio que tienen relevancia económica, incluyendo los cobros y los pagos; algo a lo que el autónomo no se encuentra obligado. De este modo, una entidad debe rendir cuentas, no solo del beneficio que ha obtenido en el ejercicio (de lo facturado y lo soportado) sino también de estado patrimonial. Debe informar de sus deudas, de sus bienes y de sus derechos de cobro.
Al mismo tiempo, los datos concernientes a un ejercicio, en el caso de las entidades, se encuentran interrelacionados con los del siguiente, mostrando la evolución del negocio a lo largo del tiempo. A partir de la contabilidad podemos saber, por ejemplo, si un préstamo formalizado en un ejercicio anterior se ha saldado o si su saldo ha disminuido.
El estado de las deudas es una valiosa información que las empresas suelen comprobar en el balance en el momento de contratar con un cliente. Y también la situación patrimonial, si la empresa acumula impagos con proveedores y si tiene tesorería o bienes suficientes para aportar una imagen sólida.
Cualquier persona puede acudir al Registro Mercantil y pedir las cuentas de una empresa con la que pretende mantener relaciones comerciales. Todas las entidades están obligadas a depositar sus cuentas anualmente, haciendo pública su situación, que se vuelve accesible para quien quiera conocerla.
Este es un sistema de protección para las sociedades, que pretende evitar fraudes y engaños en los negocios. La información depositada en el Registro debe ser la imagen fiel de la situación de la empresa, siendo un hecho delictivo el falsear datos o incluir partidas que no son correctas.
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