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La auditoría para la pequeña empresa

Blog de Anfix
Eva Fernández

En este articulo verás:

La confianza y el valor añadido de una auditoría hacen de ésta una herramienta muy recomendable para cualquier empresa.

Patricia Fernández de la Pradilla, auditora en AUDITA2PRADILLA.

La auditoría de cuentas anuales es una revisión de los estados financieros de una empresa realizada por un experto contable, ajeno a la empresa. El objetivo es que ese contable confirme que los estados financieros reflejan una imagen fiel de la contabilidad, estado patrimonial y actividad de la empresa.

Con respecto a quiénes va dirigida la auditoría, cabe destacar que todas las empresas se pueden someter a ella, de hecho, cualquier accionista minoritario que tenga más del 5% de la empresa la puede exigir. Por otro lado, la auditoría es obligatoria para aquellas que tengan más de 2,8 millones de activos, 5,7 millones de cifra de negocio o 50 trabajadores. Si cumplen al menos dos de estas tres características durante dos años, están obligados a auditarse.

Se recomienda la auditoria por el simple hecho de la confianza. Se trata de una opinión de una persona ajena a la empresa que verifica que esa contabilidad y estados financieros reflejan la realidad, que esas cifras nos muestran lo que hay. Es una forma de aportar seguridad y confianza a nuestro trabajo a través de una apoyo externo. Las cuentas anuales auditadas dan una imagen de mayor confianza y seguridad.

El coste depende del volumen de negocio. A una empresa pequeña puede costarle alrededor de 2500 euros. Dicho precio irá en aumento en función del tamaño de la empresa.

Con respecto a los pasos y el papeleo a seguir para una auditoría cabe destacar:

  • Nombramiento de los auditores en junta.
  • Inscripción en el registro.
  • Solicitud de documentación a la empresa: balances, cuentas, facturas...
  • Confirmación con terceros (clientes, proveedores, bancos).

Existen otros tipos de auditorías. Por ejemplo, aquellas solicitadas a las empresas que reciben una subvención de un ente público. En este caso suelen ser obligatorias, independientemente del tamaño de la empresa, y el objetivo es verificar que el gasto del dinero aportado se ha realizado correctamente. El gasto de la auditoría en este caso corre a cargo del empresario pero, normalmente, en las bases de la subvención se especifica que, en la cantidad aportada, se incluyen los gastos de auditoría.

Por otro lado esta la auditoría de Ecoembes. Este tipo sólo afecta a las empresas que trabajen con envases y adheridas al sistema integrado de gestión. La auditoría, exigida por Ecoembes y de carácter anual, tiene por objeto verificar que los envases, el precio y el coste es son los que corresponde.

Finalmente existe la revisión limitada, destinada a empresas pequeñas que quieran tener un experto contable que les revise su sistema administrativo. Se trata de una trabajo menos minucioso que una auditoría pero también en profundidad de donde se obtiene un informe, que no se puede incluir en las cuentas anuales, pero que orienta a las empresas sobre los puntos débiles y fuertes y puede dar una buena imagen a los accionistas.

En resumen, la auditoría impone más de lo que finalmente es. No deja de ser una ayuda y un valor añadido al trabajo diario de las empresas. Una tarea en manos de terceros que garantizan, eso sí, la total y absoluta confidencialidad.