
Es inevitable que antes o después te ocurra que el negocio va mal, pasa en todas las empresas. Son baches, como pasa en todos los aspectos de la vida. Puede ser por un crecimiento excesivo, un cambio en los gustos y hábitos del mercado, o una crisis económica. E incluso puede ser porque tengas tanto trabajo que no puedas abarcarlo todo. En ese caso siempre puedes recurrir a una solución para gestionar el día a día de tu empresa, etc.
El caso es que cuando el negocio va mal no puedes perder el control emocional.
Es muy importante mantener a raya el estrés, los nervios o el miedo, porque tú eres el líder de tu empresa. Cuando las cosas en tu empresa se tuercen te lo juegas todo a unas pocas cartas, así que tienes que mantenerte más sereno que nunca para planificar bien tu próximo paso. Piensa que la diferencia entre el éxito y el fracaso es una delgada línea, cuya diferencia está en si eres capaz de ver oportunidades donde otros sólo ven amenazas y crisis. Piensa en los deportistas de élite, ellos saben aislarse de la presión para conseguir que sus habilidades no se bloqueen por cuestiones emocionales, y ese es el comportamiento que debes aplicar cuando algo va mal, porque cada vez el entorno empresarial cambia más rápido y sólo los que sepan manejar la incertidumbre y controlar el estrés y a ellos mismos, se harán con la victoria.
Al margen de cuestiones emocionales y psicológicas, voy a darte unas claves concretas para afrontar una situación en la que el negocio va mal:
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