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Ya lo decía tu madre: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Sin embargo, a veces te puede la pereza y acabas engrosando la lista de tareas pendientes para el día siguiente. Es decir, estás procrastinando.
Procrastinar significa sencillamente eso:
Posponer o aplazar tareas por otras actividades que nos resultan más gratificantes pero que son irrelevantes.
Todos procrastinamos en mayor o menor medida: el estudiante que hace los deberes a última hora, el que deja sin poner la lavadora porque prefiere ver la tele… Pero cuando eres freelance ser un procrastinador puede ser un problema.
Para el que trabaja por cuenta propia, cada hora perdida es una hora que no vas a cobrar. En tu caso, debes aprovechar al máximo tu tiempo porque es oro (literalmente).
Por eso, hemos querido recopilar 12 consejos para dejar de ser un freelance procastinador.
A veces un cambio de aires puede ser una fuente de motivación y, por tanto, de energía para trabajar con ganas e ilusión cada día.
Si trabajas desde casa, prueba a hacer pequeños cambios en tu oficina: mueve la mesa de sitio, cuelga algunas láminas con frases motivacionales…
Y si tu lugar de trabajo se encuentra en un espacio de coworking puedes cambiarte a otro o probar a moverte de sitio.
Busca a personas inspiradoras, emprendedores, freelance… o cualquiera que haya conseguido tus objetivos antes. Puedes encontrarlos en eventos, espacios de trabajo, podcasts…
Dedica tiempo a rodearte de las personas adecuadas para que te “contagien” ese espíritu que necesitas.
El orden y la organización son las mayores enemigas de la procrastinación. Si eres capaz de organizar tu jornada laboral para abarcar un volumen de trabajo razonable, será más difícil que te entre la pereza y abandones.
Crea listas de tareas, prioriza lo que sea más importante y, sobre todo, sé realista. Ya lo dice el refrán: el que mucho abarca, poco aprieta.
Puedes utilizar herramientas como Asana o Trello para organizar tu trabajo diario. Estas te permiten llevar un control de las tareas que tienes pendientes y controlar las fechas de entrega.
Y otro consejo importante: organízate con tiempo. Puedes hacerlo a semana vista o el día anterior. Pero planifica.
Lo más urgente siempre ha de ir primero. Puedes organizar tus tareas por orden de importancia en una lista para empezar siempre por la primera y la más importante. Y desde ahí, continuar hacia abajo.
Otra opción es que establezcas tres objetivos para cada día y te comprometas a dejarlos hechos sí o sí. Así, te obligas a cumplir con lo más importante pero con la libertad de organizarte como quieras.
En toda esta organización, ten siempre presente las fechas de entrega para que no se te escape un deadline.
Organiza tu trabajo de una forma inteligente; es decir, ataca las tareas más importantes a primera hora del día.
Cuando empieza la jornada laboral estás mucho más fresco y tu capacidad de concentración es mucho mayor, así que aprovecha para hacer las cosas que requieren más esfuerzo mental o creativo.
Del mismo modo, para el final del día, cuando ya estés más cansado y estés deseando salir a dar un paseo, aborda las cuestiones más monótonas o más rutinarias. Es decir, el trabajo más ligero y rápido de resolver.
Si crees que una tarea o un proyecto te van a requerir varias horas de trabajo y eso te resulta muy pesado, puedes optar por dividirla en tareas menores. De este modo, irás cumpliendo objetivos paso a paso y te resultará mucho más fácil ejecutarlo.
Engaña a tu cerebro para que no te seduzca con la procrastinación.
Prémiate por ser productivo, ¿por qué no? Es una forma de motivarte y de que dejes a un lado de la procrastinación sin sufrir.
Puedes, por ejemplo, establecer períodos de trabajo de dos horas y descansar 30 minutos entre cada uno de ellos. Durante ese tiempo puedes salir a dar un pequeño paseo, tomar el sol en la terraza o lo que apetezca.
Date una recompensa y verás que te resulta mucho más fácil mantener un ritmo de trabajo constante.
Hoy en día estamos expuestos a todo tipo de distracciones: el teléfono, el Whatsapp, el email, las redes sociales… Mantener la atención y la concentración a raya resulta a veces muy complicado; por eso, trata de reducir las interrupciones en la medida de lo posible.
Si no eres capaz de no mirar el móvil o la bandeja de correo cada diez minutos, la tecnología te puede ayudar con ello. Existen aplicaciones, tanto móviles como para ordenador, que bloquean las distracciones.
Por ejemplo, para el Smartphone puedes utilizar Forest. Con ella puedes plantar un árbol virtual que tardará en crecer el tiempo que tú decidas, diez minutos o dos horas, y mientras tanto no puedes hacer uso de otras aplicaciones. Si lo haces, el árbol muere.
Para el ordenador existen programas que cierran las aplicaciones que no están utilizando y que puedes ser una fuente de procrastinación.
¿Te gusta escuchar música mientras trabajas? Elige canciones que no tengan letra para mantener la concentración. Existen numerosas playlists con diferentes tipos de música para trabajar. Encuentra tu estilo y disfruta.
La multitarea es otro de los grandes enemigos de la concentración. Hacer varias cosas a la vez no te ayudará a completar tu lista de tareas pendientes ya que estarás saltando de una a otra sin sentido.
Mantén un orden y céntrate en una única cosa. Puedes realizar pequeñas pausas cada cierto tiempo para echar un vistazo al correo o responder al teléfono, pero trata de focalizar.
Quizás este punto más que un consejo es una conclusión. Todos procrastinamos en algún momento, no somos máquinas ni robots, y no pasa nada.
Si un día te apetece terminar tu trabajo un par de horas antes para irte a tomar algo, aprovecha la libertad que te ofrece ser freelance para hacerlo. Lo importante es que, en general, seas eficiente y productivo. Si tu lista de tareas está limpia al terminar la semana, ¡lo habrás conseguido!
Por Eva Fernández el 23 January 2023
Por Eva Fernández el 12 January 2023